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La obesidad provoca impotencia masculina

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La obesidad provoca impotencia masculina

El incremento del sobrepeso en la población amenaza la vida sexual porque este factor reduce la producción de testosterona, afecta a la libido y multiplica los casos de disfunción eréctil. Se estima que el 79 % de los hombres que presentan disfunción eréctil tienen un IMC de 25 kg/m2 o mayor. Un IMC en el intervalo de 25-30 kg/m2 se asocia a 1,5 veces más riesgo de disfunción sexual, y en el rango de más de 30 kg/m2, a 3 veces mayor riesgo.

Las alteraciones vasculares y metabólicas relacionadas con el sobrepeso (hipertensión arterial, colesterol…) pueden causar disfunción eréctil en hombres y disfunción sexual femenina, tanto por la propia enfermedad como por algunos de los medicamentos que se utilizan como los antihipertensivos. Además, la obesidad es uno de los principales factores de riesgo para desarrollar diabetes tipo 2. Cuando hay resistencia a la insulina descienden también los niveles de la testosterona lo que producen también problemas para lograr la erección

La Obesidad provoca impotenciaLa obesidad generalmente causa insensibilidad a la insulina en el cuerpo, que a su vez conlleva a niveles altos de glucosa en sangre, un estado pre-diabético. Con el tiempo, los altos niveles de glucosa (diabetes) causan daño a los vasos sanguíneos que llevan la sangre al pene. La diabetes también causa daño a los nervios que inervan el pene y facilitan las erecciones.

Otro mecanismo que desempeña un papel importante, es la hiperlipidemia o aumento de los niveles de colesterol en sangre, que están asociados con el aumento de peso. El colesterol elevado es responsable de la deposición de lípidos en las paredes de los vasos, lo que conlleva a su taponamiento. Esto reduce el suministro de sangre a los órganos vitales del cuerpo. En el caso de la disfunción eréctil, la arteria peneana o una de las arterias que llevan sangre a la arteria del pene se ve afectada. El flujo sanguíneo es crucial para que se produzcan erecciones.

Se ha comprobado que el aumento de grasa corporal provoca una disminución de los niveles de testosterona lo que produce, en consecuencia, una disminución del deseo sexual (ya que es la hormona encargada de regularlo). Además la apnea del sueño, alteración asociada con frecuencia al sobrepeso y la obesidad, también se relaciona con disfunciones sexuales.

El aspecto psicológico también representa un factor importante en este descenso de la sexualidad. Cuando una persona está convencida de que no se adecúa a los modelos estéticos del juego de la seducción baja la autoestima y la aceptación del cuerpo y tienden a reducirse o directamente rechazar los encuentros de pareja.

Si la capacidad para el ejercicio cardiovascular se reduce a consecuencia de los problemas de peso resulta también más complicado tener encuentros sexuales apasionados y largos así como llevar a cabo determinadas posturas.

Las alteraciones que la obesidad causa en la vida sexual pueden ser reversibles si se busca ayuda de un especialista y se ponen en marcha tratamientos globales como una dieta equilibrada, ejercicio físico, fármacos e, incluso, cirugía. Los expertos inciden en que no solo debe tratarse por las disfunciones sexuales que van asociadas sino por tratarse de una enfermedad muy grave. Contar con apoyo de un psicólogo también puede ser clave para tratar la baja autoestima, la aceptación de uno mismo y otras patologías relacionadas con el aspecto psicológico.

La disfunción eréctil relacionada con la obesidad se trata inicialmente enfocándose en la propia obesidad. Los estudios han demostrado que perder peso puede revertir la disfunción eréctil durante las etapas iniciales.

La pérdida de peso se puede lograr razonablemente rápida, mediante cambios en el estilo de vida y la dieta. El ejercicio regular es importante para una buena salud. Así mismo, la modificación de la dieta también es esencial. Se deben evitar los alimentos ricos en azúcares refinados, carbohidratos y grasas. Una consulta con un nutricionista a menudo resulta beneficiosa. Las frutas, verduras, proteínas y omega 3 son buenas opciones dietéticas.

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